¿Y si el problema no fuera el dolor en sí, sino la forma en que lo interpretamos? Cada vez más estudios demuestran que prestar demasiada atención al dolor puede ser más perjudicial que beneficioso, al punto de convertirse en una de las causas más frecuentes del desarrollo de lesiones crónicas.
En este artículo te explico cómo la mente influye en la percepción del dolor, cómo se puede caer en un círculo vicioso que perpetúa las molestias y qué estrategias puedes aplicar para prevenir este proceso. Todo, desde un enfoque integral y actualizado.
¿Qué son las lesiones crónicas?
Antes de profundizar en el papel de la atención, es fundamental entender qué son las lesiones crónicas. A diferencia de las lesiones agudas, que ocurren de forma repentina (como un esguince o una fractura), las crónicas se mantienen en el tiempo más allá del proceso normal de curación, es decir, más de 12 semanas.
Estas lesiones suelen presentar dolor persistente, rigidez, pérdida de función y, en muchos casos, alteraciones psicológicas y emocionales asociadas.
Aunque muchas veces se piensa que el origen es puramente físico, la evidencia científica actual ha demostrado que en muchas ocasiones el dolor persiste sin que haya daño estructural, lo cual nos obliga a mirar más allá del tejido y considerar el rol del sistema nervioso, la mente y el entorno.
El exceso de atención al dolor: ¿por qué es un problema?
Todos hemos sentido dolor en algún momento, y es normal prestar atención a una molestia. El dolor es un sistema de alerta diseñado para protegernos. Sin embargo, cuando nos centramos excesivamente en él, puede producirse un fenómeno llamado hipervigilancia.
La hipervigilancia es un estado de alerta constante en el que la persona monitoriza de forma obsesiva cualquier sensación corporal. Este enfoque excesivo genera:
- Aumento de la sensibilidad al dolor.
- Sobrerreacción del sistema nervioso central.
- Asociación negativa con el movimiento.
- Disminución del umbral de tolerancia.
Con el tiempo, esta dinámica puede convertirse en un círculo vicioso: cuanto más te fijas en el dolor, más lo sientes, y cuanto más lo sientes, más lo evitas. Así, lo que comenzó como una molestia leve puede terminar en una lesión crónica.
Mecanismos neurofisiológicos: cuando el sistema nervioso amplifica el dolor
Diversas investigaciones han demostrado que el sistema nervioso central puede amplificar las señales de dolor en ausencia de daño real. Este proceso se conoce como sensibilización central.
Cuando una persona se enfoca demasiado en el dolor, se activan de forma prolongada ciertas áreas del cerebro relacionadas con el miedo, la ansiedad y la memoria del dolor, como:
- La amígdala, que interpreta el peligro.
- La corteza prefrontal, que evalúa la amenaza.
- El tálamo, que transmite la señal sensitiva.
La consecuencia es una percepción alterada del dolor: el cuerpo duele, pero no porque esté dañado, sino porque el sistema está hiperactivado.
Esto explica por qué algunas personas siguen sintiendo dolor años después de una lesión que ya ha sanado completamente.
Cómo se relaciona esto con las lesiones crónicas
Las lesiones crónicas no son solo el resultado de un sobreuso físico, sino también de un sobreuso atencional. Cuando se evita el movimiento por miedo a sentir dolor, se pierde fuerza, movilidad y confianza. Esto provoca:
- Inactividad y pérdida de condición física.
- Desuso muscular y atrofia progresiva.
- Rigidez articular.
- Alteración de la postura y patrones de movimiento.
- Disminución de la funcionalidad general.
El cuerpo se adapta al no uso, y con el tiempo, incluso actividades cotidianas como caminar, agacharse o subir escaleras pueden desencadenar dolor. Lo más preocupante es que muchas veces la solución está en moverse más, no en moverse menos.
Somatización: cuando la mente interpreta dolor donde no lo hay
La somatización es otro fenómeno clave en este proceso. Se refiere a la manifestación física de conflictos emocionales o psicológicos. En otras palabras, el cuerpo duele, pero el origen está en la mente.
Esto no significa que el dolor sea imaginario, sino que la causa no es estructural, sino funcional. En personas con lesiones crónicas, se ha observado una alta prevalencia de:
Estos factores no solo aumentan la percepción del dolor, sino que dificultan la recuperación si no se abordan de forma adecuada.
El rol del enfoque biopsicosocial
Afortunadamente, hoy sabemos que el mejor enfoque para abordar las lesiones crónicas no es solo físico, sino biopsicosocial. Este modelo considera:
- Biología: estado del tejido, inflamación, movilidad, fuerza.
- Psicología: creencias sobre el dolor, miedo al movimiento, autoestima.
- Social: entorno laboral, apoyo familiar, relaciones interpersonales.
Un tratamiento centrado solo en la parte física suele quedarse corto. En cambio, cuando se atienden todas las dimensiones, las probabilidades de recuperación se multiplican.
¿Cómo evitar que el exceso de atención al dolor cause lesiones crónicas?
A continuación, te comparto estrategias concretas y efectivas para evitar caer en la trampa del dolor persistente:
1. Educa tu mente sobre el dolor
Comprender que el dolor no siempre equivale a daño es el primer paso. La educación en neurociencia del dolor ha demostrado ser más efectiva que muchos tratamientos físicos.
2. Evita la evitación
El reposo absoluto prolongado es uno de los peores enemigos de la recuperación. Siempre que no haya contraindicación médica, es clave mantenerse activo progresivamente.
3. Haz exposición gradual al movimiento
Recupera la confianza en tu cuerpo mediante ejercicios progresivos, empezando con movimientos suaves y avanzando hacia los que antes causaban miedo. Este proceso se conoce como exposición con movimiento.
4. Gestiona tus emociones
Terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) ayudan a identificar y reestructurar pensamientos limitantes sobre el dolor.
📚 Ehde, D. M., Dillworth, T. M., & Turner, J. A. (2014). Cognitive-behavioral therapy for individuals with chronic pain. American Psychologist.
5. Evita la hiperfocalización corporal
No escanees tu cuerpo constantemente buscando molestias. Redirige tu atención hacia sensaciones agradables, logros físicos o actividades placenteras.
6. Busca apoyo profesional integral
Fisioterapeutas, entrenadores y psicólogos especializados en dolor pueden ayudarte desde una perspectiva global.
Beneficios de abordar el dolor de forma adecuada
✔ Reducción significativa del dolor a largo plazo.
✔ Mejora de la movilidad y la funcionalidad.
✔ Mayor autonomía y calidad de vida.
✔ Disminución del uso de analgésicos.
✔ Prevención de recaídas o nuevas lesiones.
✔ Reintegración plena a la actividad física y social.
Desventajas de ignorar este enfoque
✘ Cronificación del dolor.
✘ Pérdida progresiva de capacidades físicas.
✘ Aislamiento social.
✘ Mayor consumo de fármacos.
✘ Ansiedad, miedo y frustración constante.
✘ Cirugías innecesarias o tratamientos invasivos.
El cuerpo tiene una capacidad inmensa de recuperación, pero muchas veces el obstáculo no está en los tejidos, sino en la forma en que interpretamos el dolor. El exceso de atención al dolor puede convertirse en una profecía autocumplida: cuanto más lo temes, más lo perpetúas.
Romper ese ciclo es posible si aprendemos a movernos con conciencia, confianza y conocimiento. Las lesiones crónicas no siempre se curan con reposo, sino con educación, estrategia y acción.
Si este artículo te ha hecho reflexionar sobre cómo estás interpretando tu dolor, compártelo con alguien que lo necesite. Y si quieres aprender más sobre cómo moverte sin miedo y recuperar tu salud física de forma integral, visita www.faustoalfaro.com o escríbeme directamente, somos especialistas en el trabajo integral de rehabilitación y readaptación de lesiones con dolor crónico.
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